REPLANTEO DE LA ENCUESTA.
La pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia las vulnerabilidades del sistema de salud en el país, como en casi todo el planeta, lo que nos plantea serias consecuencias para cumplir con el mandato constitucional de brindar atención a la salud de la población, y por otro lado proteger a los prestadores de servicio en este sector vital para la ciudadanía, por ser ellos quienes prestan sus conocimientos, experiencias, voluntad y espíritu del especial cuidado de quienes el dolor, la enfermedad y las fragilidades los coloca en la necesidad de recurrir a los centros de atención de salud pública. Agreguemos que los bajos ingresos de los trabajadores les hace necesario recurrir a la medicina privada, y que por conquistas sindicales y gremiales, lo habían podido hacer a los largo de varias décadas por los compromisos convenidos en las relaciones de trabajo, que hoy se han esfumado, como tanto otras conquistas que atendían la calidad de vida los trabajadores sindicalizados o no, como son las conocidas pólizas de hospitalización, cirugía y maternidad o los servicios cooperativos y autoadministrados.
El sector salud ha sido objeto de enfoques en su conducción que le han dado relevancia a una profusa divulgación oficial de éxitos y logros, pero la pandemia ha colocado al sector en observación minuciosa por parte de la demanda de atención de contingentes de personas, de todas las edades, que experimentan las carencias que existen en estos centros, sean los hospitalarios como los ambulatorios, pasando por otras entidades públicas que igual mandato tienen de velar y proteger la salud de la población.
Las carencias de los distintos tipos de atención a la población ha sido vista y constatada, esto anima el propósito de la iniciativa del Equipo de Salud y Trabajo, de sistematizar la recolección de informaciones del sector y las condiciones bajo las cuales se desenvuelven las labores y las relaciones de trabajo, en las entidades prestadoras del sector salud en el estado Carabobo.
PERFIL DEL ESTADO CARABOBO Y DE VALENCIA EN PARTICULAR
Se trata de una entidad ubicada en al región centro norte costera, con una población 2.5 millones de habitantes. Siendo Valencia su capital, con sus municipios metropolitanos llega a los dos millones de habitantes. El estado es de tan sólo 4.369 kms. cuadrados, por lo que existe una alta densidad poblacional. Es un estado altamente urbanizado.
Su economía es equilibrada entre actividades de industria, comercio, servicios y agrícola. Por muchos años y hasta no hace tanto, el perfil era industrial, pero ya se ha diluido con la persistente desindustrialización que se refleja en una pronunciada baja de producción, de empleos y salarios de ese sector, sin que se haya construido un sector alternativo a lo que ha significado la industria en siete décadas de producción. La región acusa un empobrecimiento pronunciado que representa para la salud de su población riesgos notables.
La salida migratoria de buena parte de su población laboral, ha dejado al estado con una población que ha aumentado su edad promedio, y con mayores riesgos de contraer enfermedades al sumarse la disminución de la ingesta calórica y el deterioro de los servicios básicos de agua, gas, electricidad, transporte y combustibles, todo ello expone a la población a mayores estados de estrés por no poder satisfacer sus necesidades fundamentales con los increíblemente bajos ingresos laborales, que como se sabe coloca a todo el personal de la salud pública con ingresos de pobreza extrema.
En cuanto a la situación general de la población, la pérdida de miles de industrias, de los comercios y servicios vinculados han repercutido directamente en el empobrecimiento global de la población.
Con respecto a infraestructura de salud pública, el estado cuenta con dieciséis hospitales y más de cien centros de salud entre ambulatorios y otros centros primarios. De los primeros, la amplia mayoría son centros de largas décadas de funcionamiento, de ellos tan solo la Clínica Popular Simón Bolívar de Mariara es de reciente fecha, inaugurado en el 2004, con amplio apoyo para que se constituyera en un centro modelo.
TRABAJADORES DE LA SALUD PUBLICA: RIESGOS PSICOSOCIALES Y RELACIONES DE TRABAJO
El Covid-19 y la desindustrialización de Carabobo, se juntan para agudizar consecuencias y riesgos para su población trabajadora en todos los sectores. Agravado con la desconfianza por la carencias de informaciones confiables para la orientación a los trabajadores en general.
Lo anterior se potencia a mayores complejidades al analizar la situación de quienes laboran en el sector salud, y especialmente el de la salud pública. Es por lo que se hace necesario auscultar las condiciones en las cuales se trabaja en este sector. Conocemos y hemos participado en esfuerzos que indagan las condiciones de bio seguridad, de las instalaciones y de la protección personal de los trabajadores atendiendo a los protocolos vigentes. Nuestro equipo hizo dos encuestas - este pasado agosto y septiembre- en ese mismo campo, y considera que hay otros elementos de las condiciones y de las relaciones de trabajo que carecen de observaciones y registros sistemáticos por lo que son áreas necesitadas de estudio, divulgación y seguimiento.
En ese orden se mencionan los riesgos psicosociales que para las distintas ocupaciones y centros de trabajo, es un tema relevante, creciente y contradictoriamente poco considerado. Se trata de hacer visible este tipo de riesgos en los establecimientos de salud, en el marco de la pandemia Covid-19. Imponernos atender la interrogante ¿Quién cuida en lo físico y psicosocial a los cuidadores?.
Se reconoce que en condiciones de no pandemia, los centros de salud son espacios de trabajo complejos, por la exigentes condiciones a las cuales se somete al personal de esos establecimientos, no sólo son las exigencias físicos (de esfuerzos, gestos, posturas) sino toda una serie de habilidades psíquicas y mentales mientras realizan sus labores ordinarias. Son fuentes de fatiga, de desgaste e incluso de sufrimiento, causando daños y efectos adversos en la salud de los trabajadores. La preocupación por prestar atención a los riesgos psicosociales en este sector además se incrementa, porque los administradores o directivos de los hospitales, incluso el público o las personas usuarias, pacientes y familiares reconocen más fácilmente los riesgos físicos, químicos y de contaminación, y es en torno a ellos que se realizan y priorizan las campañas de protección de los trabajadores, independientemente que las mismas se cumplan a cabalidad. Igual observación se aplica a los entes especializados de velar por la prevención de los riesgos y la corrección de las irregularidades de las condiciones de trabajo, sus inspecciones tienden a soslayar los riesgos psicosociales, tal es el caso del Inpsasel.
La complejidad estriba en que generalmente estos riesgos no son visibles, pero sin duda que causan malestares, daños y perjuicios. Ellos se relacionan con el trato que reciben los trabajadores, por el incumplimiento de los compromisos que corresponden al empleador, por la desatención a los planteamientos que se formulan para el desempeño de las tareas, y también por asuntos propios de la persona del trabajador. Por ejemplo un grupo de trabajadores que no dispongan de baños aseados en su sitio de labores, no es solo el riesgo de enfermedades de contacto con un ambiente insalubre, sino la desconsideración con la dignidad del trabajador al no reconocerle ese elemento derecho.
Si bien es de primera importancia tener presente la alimentación de los trabajadores y de su familia, el primero para asegurarse la energía necesaria que demanda el trabajo en el centro laboral, y de familia de la cual es miembro, además en la amplia mayoría es la cabeza de la misma. Siendo que el hogar es ahí donde se ha de reproducir el desgaste experimentado por el exigente esfuerzo del trabajo en salud, para que recuperado el trabajador vuelva a su siguiente jornada en condiciones adecuadas. Con estos fundamentos se tiene presente universal y constitucionalmente, que la primera función del salario es asegurar la alimentación y los gastos del hogar, y estamos en un estado de empobrecimiento salarial que nos coloca en una condición de la cual se está muy distante, al tener el personal de la salud pública ingresos que oscilan entre los 4 y los 16 $USA, y estar la canasta básica por encima de los $ 200. Esta situación de por sí es una fuente de daños psicosociales que traen consigo preocupaciones permanentes para poder brindar satisfacción alimentaria y de necesidad básicas para si y la familia.
La otra área que se le brinda prioridad es la de varios temas del ámbito de las relaciones de trabajo, que conlleva indagar las relaciones entre el empleador y las organizaciones que representan a los trabajadores, así como los acuerdos e instrumentos que los relacionan.
Obviamente ambas dimensiones serán abordadas en el contexto del Covid-19 y en las circunstancias que se explican en el siguiente punto.
MÉTODOS DE ABORDAJE
Para lo anterior nuestro equipo de profesionales con responsabilidades gremiales y sindicales, se ocupa de la recolección, la evaluación y relevamientos de los datos en los espacios de trabajo y los contextos laborales vinculados, como son los servicios públicos esenciales en la vida del trabajador, que además incluye sus desplazamientos al centro de labores, como el transporte.
En los meses inmediatos recientes, agosto y septiembre, hemos producido dos encuestas con sus correspondientes informes, uno de hospitales y otro de ambulatorios que aportan especialmente las condiciones de las instalaciones, la protección personal, y nos adelantamos al incluir algunas preguntas con elementos de relaciones de trabajo y de condiciones de trabajo, incluyendo riesgos psicosociales.
Destacamos que estos elementos no siempre son susceptibles de la sola observación, sino que demandan el intercambio con los sujetos. Por ejemplo, apreciar si en un centro de salud, hay o no hay agua, o jabón, o si el personal usa bata, o careta, o no lo usa, son observaciones que no demandan abordar a las personas, basta mirar y registrar. Es muy diferente el abordaje de los asuntos propios de las relaciones de trabajo y de los riesgos psicosociales.
Lo anterior plantea que es necesario el contacto con trabajadores específicos, que según su grado de conocimiento de la realidad laboral, puede aportar su situación personal e incluso hacer algunas referencias a las de sus pares del turno o de la sección con quienes comparte. Pero no siempre puede generalizar a todo un centro de trabajo. Y conste que no estamos centrando la indagación en predominio de subjetividades, sino que por ejemplo para afirmar hostigamientos de parte de sus superiores en la jerarquía supervisoria, o de otros colegas, de usuarios y/o sus familiares, o milicianos o de miembros de cuerpos de seguridad, o de terceros no fácilmente identificables, se puede afirmar la existencia del hostigamiento, pero breves entrevistas nos agregarían más elementos.
Sin embargo, tratándose que los lapsos para recoger encuesta, procesar la información y hacer los reportes, todo debe ocurrir en un lapso no mayor de tres o cuatro semanas, es por lo que consideramos que debemos trabajar con las llamadas encuestas que demandan celeridad en recoger la información, por observación rápida o por preguntas de respuestas breves o de selección múltiple que el mismo entrevistador se encarga de marcar.
En las grandes unidades de prestación de salud como los hospitales tipo V, IV y III, sólo será posible abarcar una determinada área que sí nos permita indagar apropiadamente el estado de los temas que hemos mencionado.
Son estas las consideraciones que acompañan este nueva etapa para la tercera encuesta a recoger en el presente mes noviembre.